

La antigua Biblioteca del Seminario Conciliar San Pelagio
El Obispo de la Diócesis, D. Antonio Mauricio de Pazos y Figueroa (1582-1586), en aplicación de las normas tridentinas, erige el centro en el año 1583, formando esquina con el Triunfo y ocupando toda la acera de la calle Amador de los Ríos, aunque no será hasta comienzos del S. XVII cuando se solucionen los problemas relativos a la dotación económica. Mientras tanto, los seminaristas acudían al Colegio de Santa Catalina a recibir las enseñanzas de Filosofía y Teología.
En 1600 se realiza una primera ampliación con el Obispo D. Francisco Reinoso Baza (1597-1601), continuada por su sucesor D. Diego de Mardones (1607-1631). En 1740 se realiza una segunda ampliación, construyéndose parte de su fachada. En 1776 se construyen la crujía más interior y la capilla actual, de la cual se dice que está ubicada en el mismo lugar donde sufrió martirio San Pelagio; tiene además altares dedicados a San Eulogio, San Acisclo y Santa Victoria, mártires de Córdoba. Posteriormente se producen dos ampliaciones: una en 1853, incorporándose la casa que debía haber formado parte del antiguo Hospital de los Ahogados, y otra en 1864, ampliándose con terreno de la vía pública cedido por el Ayuntamiento y adquiriendo un huerto (propiedad un tiempo de la Inquisición) que tiene vistas al río sobre la muralla de la ciudad.
Con el Obispo D. Pedro de Salazar (1686-1706) se fundan cuatro cátedras: una de Filosofía y tres de Teología. D. Juan José Bonel y Orbe (1833-1847) crea cánones en 1836 y en 1846 la de latinidad hasta completar los estudios de carrera eclesiástica. El Obispo Zeferino González y Díaz Tuñon (1853-1857) fundó un colegio anexo para los jóvenes que carecían de medios económicos.
Hoy el Seminario San Pelagio se ubica en el edificio de la Casa Sacerdotal del Obispado de Córdoba, su biblioteca nace aneja al Archivo del Seminario en el año 1598. Las primeras noticias de la biblioteca nos llegan a través del “Ynventario de los bienes del Collexio del Seminario de sant Pelaxio, libros y escripturas que se hallaron en el dicho Collexio oy primero de mayo de 1621 años”. Posteriormente el fondo bibliográfico se fue incrementando con donaciones y compra de grandes colecciones.